Los sueños
1
Aún me molesta el ruido que retumba en mis oídos. ¿No piensa parar jamás? ¿Por qué siquiera insiste en permanecer aquí conmigo? Es oscuridad, no hay nada más que oscuridad, no hay ningún tipo de distracción y aún así quiere quedarse para lograr que me enloquezca.
"Es el amo de la creación."
2
Resulta inquietante el hecho de que ese ruido se haya convertido lentamente en golpes contra una pared, como si de patadas se tratase. Siento polvo cayendo sobre mis hombros, amenazando con que alguna estructura de piedra se derrumbe sobre mí.
"Al que todos tememos y amamos."
3
Ya no me encuentro en una habitación de color negro. Ahora estoy en un lugar bastante parecido; noto cómo un color que no conozco se extiende más allá de lo que la vista es capaz de distinguir, entre el mundo de mis sueños. Sé que estoy dormido, y pienso despertar, pero quiero ver el final.
"Son el miedo y la desesperación."
4
Mi mano se alza, pálida y casi blanca como siempre ante mis ojos para tocar un cielo que no conozco y que es inalcanzable. Todo pareciera ser un inmenso océano en medio de mí subconsciente, azul, cuyo firmamento es de color rojo y sus nubes, de aquel color que desconozco. Es todo tan tranquilo… Desearía quedarme aquí por siempre.
"Aquel al que siempre le hemos tenido miedo."
5
Veo cómo mí familia danza en estas aguas heladas, mientras yo me hallo recostado y flotando, dejando que la corriente me lleve a donde sea. Cierro los ojos y pienso qué habrá del otro lado del océano, si las olas hasta allí logran arrastrarme.
"¡Oh, Dios mío, ven a mí!"
6
He llegado a blancas tierras, evidentemente aún no halladas por ningún ser humano excepto yo; mis pies descalzos rozan la arena finísima de la playa, y se escurre entre mis dedos. Las nubes del cielo se han vuelto de color rojo sangre, aunque dudo sobre si es el cielo o las nubes.
"Utilízame como quieras."
7
Oigo las olas contra la playa mientras me alejo tranquilo; frente a mí se extiende un bosque de pinos, que forman un enorme techo al estar tan juntos: los débiles y escasos rayos de sol son la única fuente de iluminación aquí.
"Soy tu eterno sirviente."
8
El pasto es amarillo, se nota que está muerto, al igual que el resto de la vegetación del lugar: podrida, seca, cuyos colores desagradan enormemente. No veo animales o seres vivos frente a mí, ni tampoco algún signo de vida que contraste con lo demás; me dedico a caminar entre los arbustos espinosos, que desgarran y cortan mi piel haciendo que sangre.
"Esta es mi ofrenda."
9
Luego de atravesar las enredaderas con flores marchitas, lo único que es posible ver es una llanura, el último paso antes de unos acantilados. Hacia allí me dirijo, para despertar por fin. Supongo que no hay nada más por ver.
"Sangre de un bello joven, para ti."
10
Las hojas acarician mis rodillas y provocan cosquillas, sin alterar la calma del lugar ni la mía tampoco. El agua, en pequeños charcos, es de un color negro que da la impresión de ser petróleo; el cielo sangriento se ha cubierto con nubes de tormenta, que anuncian mi llegada al fin. Los truenos se escuchan en la lejanía, y veo el árbol enorme, detrás en el bosque, ser partido a la mitad por un sorpresivo rayo.
"Ofréceme tus poderes."
11
Lo que antes era una gigantesca extensión de tierra plana, ahora se ha convertido en un puente que me guía por un único camino, y a mis costados lagos de color negro acechan. Entre paso y paso, mi antiguo color de piel va cambiando a ser grisáceo, como de un muerto, y me siento helado.
"También tu sabiduría, tu conocimiento."
12
Ante mí, mi vida se escapa traviesa al ser arrastrada por la presencia maligna del sitio en el que me encuentro. Empiezo a correr, sin detenerme, para alcanzar aquellos acantilados dedicados a la locura misma.
"¿Eres quien creo que eres?"
13
Todo se ha vuelto oscuro, y un mundo desconocido se consume a mis espaldas, a medida que me acerco a mi destino. La lluvia ácida ha comenzado a caer, y mi piel se quema al contacto con ella.
"Sí, lo eres, eres un ser mayor."
14
Finalmente, logro aferrarme a las piedras manchadas y mojadas, cuando veo el puente y todo el paisaje derrumbarse hacia un vacío eterno. A pesar de que el viento me empuja y amenaza con arrojarme a ese lugar, mi voluntad es más fuerte que él y continúo.
"Quien a todos debe dominarnos."
15
Es un sueño, ¿no? Después de todo, no deja de serlo, y en algún momento despertaré en mi casa de nuevo. Un mar de soledad se encuentra debajo de los acantilados, gris, con olas rompiendo contra la roca.
"Quien ese destino siempre ha tenido."
16
Respiro el aire intoxicante con todas mis fuerzas, mientras coloco un pie en el borde del acantilado, dispuesto a saltar hacia mi muerte. Mis ojos rojos demuestran desesperación, miedo, tristeza; he visto un bello mundo ser destruido por él, y es mi culpa.
"Ahora regresa a mi mundo."
17
Ahora lo comprendo y recuerdo todo: las oraciones y el ritual, la llegada de él, mi propia familia ser exterminada por lo que invoqué. Lo que he visto y visto morir, han sido los últimos rastros de mi propio mundo, no un sueño. Solo me queda el suicidio, permitirle la dominación a él. Doy mi último aliento de culpa, y me arrojo cerrando los ojos.
"¡Ven, cumple lo que te he pedido!"
El ritual
Ahora, junta las últimas oraciones de cada sueño narrado. Obtendrás el conjuro para invocarlo.
Autor: Naaga
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