Un evento intrigante y muy bizarro sucedió a mediados de 1995 aquí en mi cuidad. En México, incluso con el avance de la televisión, era muy común que los hogares tuvieran un aparato de radio para escuchar música y a veces los noticiarios. Sin embargo, en mi zona, todos mis amigos y algunos conocidos teníamos la costumbre de escuchar las radios piratas. Normalmente la calidad del sonido era pésima y las conversaciones hablaban sobre el equipo y otros asuntos respecto a cómo hacer un programa de radio propio.
Sin embargo, algunas radios eran más “underground” y acostumbraban a tocar rock pesado, muy raro y con una pésima calidad de audio. Pero nuestro favorito era “El espacio de la Fe”.
Era un programa evangélico sin horario definido. En este programa, el locutor que debía ser un pastor o algo por el estilo, hablaba con voz furiosa y acusadora sobre los acuerdos y pactos satánicos de los famosos. Algunos amigos nuevos en el tema se creían de forma inmediata las palabras de aquella voz; sin embargo, los que teníamos más experiencia escuchándolo nos moríamos de la risa gracias a la inocencia de la gente.
El locutor también acostumbraba a reproducir la música al revés y alegaba que los extraños sonidos eran frases. Cada uno de nosotros interpretaba de forma distinta los sonidos y cuando el presentador exponía la supuesta frase, en realidad nunca coincidían con lo que supuestamente escuchamos.
Con el tiempo comenzamos a hacer un juego para adivinar lo que el locutor estaba escuchando. Algunos meses después descubrimos que en la frecuencia había comenzado un nuevo programa, algo más ligero, un programa en el que las personas que se presentaban estaban, o fingían, estar desesperadas y acudían a este hombre en busca de ayuda. Los problemas iban desde un gatito desaparecido (muchos se reían del cliché) hasta el extremo de un hijo que había recibido doce tiros a quemarropa y aún seguía con vida.
Luego, con su imponente e intimidante voz, el pastor hablaba de que el infortunado precisaba de aceptar a Jesús en su vida, de otra manera, el demonio tendría derecho a provocarle males cada vez peores. Una semana después comenzaron las sesiones de agradecimiento, diciendo que había ocurrido un milagro; por lo general cosas extremas, como haber curado un SIDA (en una época en que la mayoría de la gente no sabía de qué se trataba), recuperado su fertilidad, entre otras rarezas que no puedo recordar.
A la mitad del año comenzó una historia de exorcismo a través de llamadas telefónicas. Se podían escuchar a multitud de personas llorando o fingiendo que eran exorcizados, todo eso era de risa porqué se trataba más de una especie de comedia de que algo grave… Sin embargo, todo cambió con la llamada de una mujer (creo que era una mujer porque tenía una voz muy graciosa) a la que supuestamente se le estaba practicando un exorcismo, de repente y entre el ritual de la supuesta expulsión del demonio, la voz al teléfono cambió a la de una chica de entre 15 y 17 años (supongo que es lo que recuerdo de la voz). Si la memoria no me falla, el diálogo fue algo como esto.
Chica: Buenas tardes, señor (pensamos que la chica agradecería a Dios por haber liberado a la voz anterior del mal).
Locutor: Buenas noches, hija de Dios.
Chica: Todos somos…
Locutor: ¿Qué vienes a buscar, joven? ¿Qué mal te aflige?
Chica: Tienes gente que está hablando algunas mentiras sobre mí y mi familia… me siento perseguida.
Locutor: Hija, acepta a Jesús, que él realizará un milagro en tu vida.
Chica: La gente me culpa de todos modos… no aceptan la responsabilidad de sus acciones… Y sin embargo, hay personas que las promueven.
Locutor: Los impuros que hacen eso tendrán que pagar por ello.
(Se escucha un poco de ruido e interferencia en el teléfono de la chica.)
Chica: El mal conducirá a estas personas a pagar por sus crímenes.
Locutor: Quien no tenga la misericordia del Señor en el corazón sentirá la furia de las llamas del infierno.
Chica: El odio también puede ser considerado…
Locutor de radio: Cualquier persona que use la mentira en beneficio de sí misma será castigada.
(La interferencia se hizo más fuerte cuando dijo lo del castigo por segunda vez. Empezamos a oír voces. Una sensación extraña nos recorrió el cuerpo a todos los que escuchábamos en la calle.)
Chica: Entonces todas las mentiras que hablaste sobre las diversas personas me dan la libertad para castigarte… De todas formas tú siembras el odio, pero tus mentiras ya no funcionan como antes… Además me has desafiado.
Locutor: Hija, termina con esta broma.
La voz de la joven se espesó, pronto comenzó a parecerse a la de un cerdo, y luego a la de algo más macabro, a la de un demonio. No recuerdo exactamente lo que dijo, solo sé que después se inició un sonido de incendio seguido de un ruido más alto, casi tengo la certeza de que eran voces experimentando la más horrible de las torturas, y muchas otras hablando en un lenguaje que no entendía. La estación se cayó.
Después de un mes, la emisión volvió con nuevo presentador que nunca tocó el tema de lo que había pasado aquel siniestro día.
0 Comentarios