La gente se acomodaba entre las oxidadas gradas de aquel fúnebre lugar, esperando con ansias aquella última función del extraño circo.
Entre las carpas negras, se veía un viejo adulto sonreír con malicia mientras observaba con atención cómo aquellas sucias gradas se llenaban al pasar los minutos. Cuando el lugar totalmente estaba lleno, se dio paso a la función y salió a la acción aquel anciano, gritando a todo pulmón:
—¡Sean todos bienvenidos al gran Zirkus der Phänomene Deutschland! ¡Siéntanse cómodos y disfruten de la función!
Luego de decir esto, dio una reverencia al público y comenzó su fría función. De entre aquellos telones surgió un hombre de dos cabezas, vestido de payaso; una de esas cabezas gritaba con emoción mientras la otra sólo lloraba con amargura. Conforme corrían los minutos, más fenómenos salían y la audiencia más se asombraba. De pronto, la voz de aquel viejo anfitrión captó su atención.
—En esta noche, les presentamos un acto muy especial: una albina devoradora de carne estará con nosotros. ¡Denle la bienvenida a Blutiger Engel!
El maestro sólo volvió a sonreír, mientras de los telones arrastraban una fría jaula; dentro de esta, se encontraba una joven y pálida pelirroja que miraba al mayor con repudio y rencor. Luego era sacada de su jaula con un bozal y varias cadenas en sus manos y pies.
La joven volteó a ver a la audiencia, que le regresaba la mirada con asombro y miedo; algunos empezaron a reír por su lastimero aspecto. El máster, confiado, quitó de la boca de la chica el bozal y la despojó de su camiseta, mostrando aquella deformidad colgando de su espalda: dos alas de hueso.
Sin que el anciano pudiera hacer nada, la joven caníbal se abalanzó sobre él, mordiendo su rostro y devorando la mitad de éste; la audiencia quedó en shock al ver aquella horripilante escena.
La chica se las arregló para escapar del agarre de las cadenas y comenzó a atacar a aquellos espectadores sin compasión alguna, gritos y llantos se escuchaban en aquella extraña carpa. Muchos lograron escapar con heridas graves y otros fueron comidos por la chica de rojizos cabellos. El anfitrión, aún moribundo, fue uno de los afortunados que consiguieron escapar de las garras de la chica; pero los fenómenos no corrieron con la suerte que él tuvo. Ellos fueron comidos hasta los huesos por su ex compañera de circo.
Al terminar su festín, la joven albina se fue de aquel lugar dejando sus huellas de sangre en la fría nieve de su natal país.
¡Se dará una función en Irlanda, vayamos todos a ver a los fenómenos! Será muy divertido, ¡miremos a la que come humanos, miremos a la joven cantante deforme! Será muy divertido ir al circo, sin importar si algo sale mal, la función debe continuar. Sin parar, ellos cantarán hasta que la albina acabe con sus vidas.
¡Vayamos a ver el circo de fenómenos, miremos a los fenómenos! ¿Quieres venir a ver a los fenómenos de Alemania?
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